viernes, 12 de abril de 2013

Amor encadenado



Soledad que siente pena,
cuando a su hombro llora,
una dulce voz melodiosa,
amargos sorbos de condena.

Amarrados a la reja por igual,
sentados a la trena con pudor,
ambos sienten hartos de rubor,
como sus huesos dieron en el penal.

Llegaron cada uno por su lado,
ahora se aman a rabiar,
pasean, leen y juegan enamorados,
anhelan salir a la vida de verdad.

Dentro del talego ya no se distingue,
en la calle construyen otra realidad,
si hombre o mujer comete un crimen,
la justicia lo enchirona por igual.

Entendamos que quieran ahora salir,
una vez que pasen por el altar,
entregarse el uno el otro hasta el fin,
sentirse querido de verdad.

Porque el amor no entiende de cadenas,
porque ella y él sufren condenas,
dejémosles que se quieran,
aplaudamos su salida en primavera.

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