viernes, 12 de abril de 2013

A mi dulce enfermera



Linares, 28 de septiembre de 2006, jueves

           
            A Mi dulce enfermera.

            Hace mucho tiempo viajamos por primera vez a una ciudad de la Mancha, llamada Puertollano, ciudad industrial y minera por excelencia en el corazón de la castilla manchega. Ciudad hecha de sacrificio y del sudor de su gente, dedicada durante mucho tiempo a extraer de su corazón tanto beneficio y tanto bienestar.

            De allí recibiste una llamada anónima de una voz dulce, que te ofrecía una posibilidad, una esperanza, un futuro. Y como siempre, debido a tu carácter, a tu forma de ser, pensabas que no debías desaprovechar la oportunidad que te estaban brindando, aunque sólo durara un puñado de meses, pero tu ilusión era trabajar, y ayudar a los demás, entregarte a tu trabajo como enfermera, socorrer al enfermo, ¿CÓMO AYUDAR A TANTAS VIDAS, CON UNA SOLA? Tú lo sabes, vosotros lo sabéis. Hacéis la vida más agradable, con vuestra sonrisa, con tu sonrisa, aunque por dentro llevéis la cruda y dolorosa realidad.

            Como no cabía otra respuesta, nos armamos de valor, y pensamos que era lo mejor para ti, aunque tuviéramos que fortalecer nuestra relación de amor, a base de querernos mucho, de aprender a amarnos en la distancia y de aprovechar cada minuto que pasábamos juntos, porque no era perder el tiempo, sino ganarlo.

            Así comenzaste a tejer una hermosa historia profesional y humana, con una madeja hecha de AMISTAD. Hiciste amigas, amigos, compañeras y compañeros allá por donde fuiste pasando. Llenaste los pasillos con tu alegría y juventud, sinceridad, inteligencia y simpatía, derrochando compañerismo y buen hacer frente a los pacientes agradecidos. Supiste estar siempre en tu sitio, sabías cual era tu función y la acometías con las mejores de tus sonrisas.

            Por eso, quizás sólo por eso, merecía la pena viajar a Puertollano, aunque sólo fuera para pasar contigo unas horas, pasear por el parque, por el estanque de los patos, ir a cenar al Bohemios, o disfrutar de una película del Galaxia en casa. El hecho de estar contigo supone un ejercicio continuo de dar gracias por la bella persona que eres, por tener un corazón que entregas a quién te lo pide, sin esperar nada a cambio, y sobre todo por quererme.

            Y después de cuatro años y medio, aquí estamos. En esta comida de amigos y compañeras, que es un HASTA LUEGO, que no un ADIOS. Por fin podré disfrutar de cada momento, de cada café por la mañana, de desearte buenas noches cogido a tu mano, de acariciarte el pelo hasta que te duermes, de poder ir juntos a bailes de salón como siempre soñábamos, en definitiva, de compartir la vida como nos prometimos hace ya dos años y un poco. POR ESO DEBES DE ACEPTAR LA PROPUESTA QUE TE HAN HECHO, y porque te necesito para poder seguir viviendo.

            Sólo decir para terminar, que quiero dar las gracias a todo el mundo que se ha cruzado en tu vida en esta andadura, A tus compañeras de piso, BEA, RAQUEL, CARMEN, por aguantar los malos ratos que yo no pude soportar por la distancia, por estar siempre prestas a dar un abrazo cuando era necesario, y a entregar un ramo de flores, cuando era el día señalado.

         A tus compañeras de los distintos servicios MEDICINA INTERNA, URGENCIAS, QUIRÓFANO, TRASLADOS EN UVI MOVIL, PEDIATRIA Y SAU, que han sabido entender nuestra situación cambiando turnos, doblando, haciendo festivos, que te acogieron con los brazos abiertos, y te dieron el apoyo necesario que te faltaba de los tuyos, y te han hecho crecer como enfermera y como persona.

            A tus SUPERVISORAS, porque entendieron que la enfermería no está reñida con el amor, y que cuando hay que trabajar se trabaja como el que más, pero que cuando uno quiere y necesita estar con su familia, se puede ser flexible y generoso.

            A GRACI GARCIA, porque desde el principio, confió en la enfermera que eres, y te dio la oportunidad de desarrollarte como persona y llevarte un vasto currículum de amistades y de cariños por doquier.

            En definitiva, GRACIAS porque durante todo este tiempo habéis mimado, cuidado, apoyado, llorado, reído, y sobre todo, habéis podido compartir la vida que yo sólo puede compartir a momentos con ella, con mi mujer, mi amor y mi vida,

SIEMPRE OS RECORDARÉ CON TODO MI CARIÑO                                  



                                                                       27 de Octubre de 2006

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