Enfrascados en un nuevo debate, asistimos estupefactos,
cómo políticos, economistas, ingenieros y ecologistas, afianzan sus trincheras
para desde sus férreas posiciones, lanzar dardos envenenados contra la otra
parte, para defender, lo indefendible. Energía nuclear, sí. Energía solar, no.
El mundo necesita energía, la población consume energía. Y a todos nos gusta,
nos hemos acostumbrado a ello, cuando llega el estío, coger nuestro mando y
situar los 20 ó 21º en el termostato, de igual manera, que cuando el frío
invernal aprieta, y éste es uno de los más gélidos de los 50 últimos años,
giramos la rueda que pone en marcha nuestra caldera de gas, y nos reconfortamos
siendo ecológicamente correctos y sostenibles. Como nos dice John Gray, politólogo
y profesor de la London School
of Economics, “Hay que dar una respuesta
política urgente, evitando la retórica moralista, posicionándonos ante la
verdadera escala del problema del cambio climático y dejando a un lado la
comodidad psicológica”. Y el efecto secundario más poderoso y que afecta a
nuestro maltrecho clima es la “industrialización
mundial, y más concretamente, el aumento exponencial de nuestra
industrialización, que provoca un aumento desmesurado en la demanda
energética”, afirma este profesor británico. Ejemplos de ello lo encontramos en China, la cual aún en pleno
siglo XXI, su generación de electricidad se basa en el carbón, aunque apoyado
fuertemente en la hidroelectricidad, en la energía eólica -ya ha desbancado a
España del tercer lugar del podio mundial- con 25.104 MW instalados, un 15,9 %
del total de la energía eólica mundial. Aunque también está en el primer lugar
de países que están construyendo centrales nucleares en el mundo, con 16
centrales, a la que le siguen Rusia con 9, y Corea e India, con 6 centrales, de
las 53 centrales que actualmente están construyéndose. Si miramos a Europa,
vemos que con el concurso de las energías renovables no podemos cubrir toda la
demanda que existe en el mercado. Francia, por ejemplo, se abastece con un 77%
de energía eléctrica proveniente de sus centrales nucleares (parte de esa
energía es vendida a España) y un 14% con energías limpias.

Foto 1. Construcción
Central Nuclear de Flamanville. Normandía (Francia). Fuente: ABC
¿Cómo voltear esta estadística? Nos
argumenta Mª Teresa Domínguez, presidenta del Foro Nuclear español, que acoge
las empresas asociadas al sector nuclear que “en plena crisis económica, energética y climática, sería un atropello
cerrar las centrales nucleares”, y nos defiende que el debate nuclear se ha
reabierto para “evitar depender de los
recursos tradicionales como carbón y gas, vulnerables en precio y debido a su
concentración geográfica, para evitar 50 millones de tn de CO2 y un ahorro de
1.000 millones de € en sanciones por emisión de GEI, y por el déficit tarifario
de los costes de producción de energía con energías renovables, por su modo de
implantación”. En la otra trinchera, los ecologistas de Greenpeace,
presentaron un informe “Renovables 100%.
Un sistema eléctrico renovable para la España peninsular y su viabilidad económica”,
confeccionado por expertos de la Universidad
Pontificia de Comillas, en la cual nos argumentan, que si
existiera voluntad política, siguiendo sus pautas, España podría usar el 100 %
de su energía proveniente de energías limpias en el 2050, con un coste de
120.000 millones de €, que a 25 años, nos daría un coste anual de un 0.5 % del
PIB. ¿Es factible?
Pero mientras llega el 2050, ¿qué hacemos?, ¿cómo generamos
la energía que nuestra dieta diaria necesita? Un proyecto experimental en
Japón, el primer barrio solar del planeta, abastece de energía a 550 familias,
sitas a 80 Km.
de Tokio, y reciben del excedente energético unos 480 €/mes por familia. La
inversión pública sufragó los paneles fotovoltaicos, - quizás si se hubieran
utilizado los paneles híbridos, 5 veces más baratos que los de silicio, se
hubieran reducido costes, aunque esta tecnología publicada en Nature Photonics,
tiene una eficiencia del 11% actualmente - pero además, el sol no brilla
demasiado en esta zona nipona, y aunque 30 años en la vanguardia energética
otorgan una mácula posición, la crisis económica ha paralizado una inversión de
casi 350 millones de $ de 2008
a 2010.

Foto
2. Barrio solar de Pal, cerca de Tokio. Fuente: La Razón. Verde.
¿Cuál es el coste
de la energía nuclear?, se escucha desde la trinchera de enfrente. Según un
estudio de Tarjanne y Lusostarien, en Finlandia, “Comparación de la producción de electricidad y su competitividad”,
para 8.000 h/año, la energía nuclear presentaba unos datos de 25,9 €/MWhe,
incluidos todos los gastos de operación+mantenimiento+coste combustible+gestión
de residuos+amortización, frente a los 52 €/ MWhe del gas y los 50,6 €/MWhe del
carbón, y con la salvedad de que se emiten 0 emisiones de CO2 a la atmósfera.
Quizás por ello, Finlandia está construyendo la mayor
central nuclear de Europa (la quinta en su haber) en Olkiluoto con su reactor
de 3ª generación, OL3 de epr, con cuatro sistemas de seguridad, confiando que
más del 30% de su energía la generen sus centrales nucleares, apoyadas por el
parlamento y por el 68% de la población.

Foto 3. Central de Olkiluoto en
Finlandia. Fuente: www.larazon.es/verde
Pero Italia y Francia no se quedan atrás. En Normandía,
en Flamanville, Enel y Edf, elevan de la
mano, la mayor central nuclear del mundo, con 1650 MW de potencia instalados,
un proyecto de colaboración entre 25 países, entre ellos España, con 4.500
millones de euros de inversión y 2000 personas afanadas en que los 400.000 m3 de cemento y
las 50.000 tn de armadura metálica - 7 veces el equivalente de la Torre Eiffel – abastezcan a
1.500.000 personas durante los 60 años de vida media – el doble de lo habitual
– mientras 2012 aguarda los residuos que generará, unos 18 m3/año de baja y
media intensidad – hasta 300 años – para empezar a confinarlos, “aunque la
tecnología nuclear está en fase de I+D”, nos dirá la presidenta del Foro
Nuclear.
Para concluir, ahondar en lo que nos dice Joaquín
Sánchez, Director del Laboratorio Nacional de Fusión por Confinamiento
Magnético del CIEMAT, “conseguir una
fuente inagotable de energía, como sería la fusión, sería un avance
socioeconómico sin precedentes”, al hilo de un descubrimiento publicado en
Science, en fase experimental de obtención de Fusión termonuclear por
confinamiento inercial, la segunda línea de investigación, dirigida por Brian
McGowan del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (LNLL) de California
(EE.UU.), y como nos argumenta el científico español “la fusión es la energía del siglo XXI, fíjese, un vaso de H2O, equivale
a la energía contenida en 40 Kg.
de carbón”.

Fuente: La
Razón. A tu salud verde. 7/02/2010
Por ende, deberemos prestar atención a cómo las energías
renovables van ganando terreno a las tradicionales, y cómo los científicos
zanjan el debate abierto con objetividad, marcando la pauta energética en la
dirección más correcta, sin despreciar el concurso de las tecnologías cada vez
más seguras y más eficientes, y diversificando nuestra dieta energética, muy
dependiente del exterior.
(Este artículo fue publicado en la revista ENOVA. Energías limipias de Andalucía, que edita la Diputación Provincial de Sevilla).
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