Cuántas veces soñé despierto
con un canto aterciopelado,
una túnica al viento
una voz rota a tu lado.
Cuántas veces oí tu nombre
y miré de soslayo,
mi refugio, el silencio,
mi corazón, mustio y apagado.
Cuántas veces buceé en tu palabra
un cariño por doquier derramado,
entregando mi tiempo,
abandonándome a tu reclamo.
Cuántas veces busqué tus ojos
y necesité tu aliento,
maldecí mis enojos,
¿cómo expresar lo que siento?
Intento poner en orden,
mi mundo, tu vida, mi alma,
aunque en ello zozobre,
mi mente divaga en calma.
Cuando festejamos ‘entre palmas’,
tu feliz entrada triunfal,
mi corazón por ti canta,
espero acompañarte hasta el final.
Así entraste en mi vida,
a través de ojos que reclaman,
manos que agarren sonrisas,
inmigrantes que piden cama.
Cama y amistad verdadera,
con cariño desusado,
piensan en la ‘última cena’,
anhelan tu pan y vino trufado.
Y rezan con entusiasmo,
oran con vehemencia,
en ‘huertos de santos’,
sus lágrimas piden clemencia.
Ansían la ‘humilde’ espera,
sobre mares que borbotean,
lastre abandonado de pena,
atracar en tu muelle desean.
continuará....
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