“LA GESTION DEL AGUA EN LA MINERIA DEL DISTRITO
LINARES- LA CAROLINA EN LOS SIGLOS XIX-XX”
Autor: Juan José Argudo García. Ingeniero
Técnico de Minas. Técnico Superior en PRL y Auditor en Prevención de Riesgos
Laborales.
Jefe de Servicio del Consorcio de Aguas de La
Loma de Úbeda (Jaén-España). Sociedad Mixta del Agua-Jaén, S.A. (somajasa)
C/ Cruz verde, 14 bajo – 23320 Torreperogil (Jaén)
INDICE
Resumen/
Abstract
Introducción
Antecedentes
históricos
Hidrogeología
del sector Linares- La Carolina
La
importancia de la gestión del agua en la minería. El desagüe.
Impacto
de la tecnología minera en la sociedad de los siglos XIX-XX
Conclusiones
Bibliografía
RESUMEN
El
enclave minero plúmbico por excelencia, que es Linares- La Carolina, en Jaén,
España, durante los siglos XIX-XX de nuestra era, se convierte en un zona tan
importante, con un paisaje minero único, con una historia en su comarca de más
de 4.000 años, con un patrimonio arquitectónico e industrial sobresaliente, una
de las regiones con mayor trascendencia e importancia de minería no férrica
mundial, un distrito minero que llegó a ser el mayor productor de plomo en el
mundo en 1867, alcanzando cotización internacional, un bien tan excepcional, como
para estar siendo estudiado su condición de Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO.
Y
dentro de la actividad minera durante más de una centuria, y con un período
álgido de tres décadas, la gestión del agua se convertiría en el primer
problema a resolver de una manera eficaz, donde el “desagüe” fue fundamental
para la continuidad de las labores extractivas.
El modo de afrontar este requisito necesario, en función de la
tecnología disponible en cada momento, hace que se produzca una catarsis en la
producción, y por ende, en las consecuencias que provocó en la sociedad, es el
tema central de este artículo, que pretende poner de relieve la importancia que
tuvo una correcta gestión del agua en la minería del plomo linarense.
Palabras
clave: agua, desagüe, gestión, minería,
patrimonio.
ABSTRACT
The mining lead area par excellence, is Linares- La
Carolina, Jaen, Spain. During the XIX and XX centuries it became a very
important area, with a unique mining landscape, with a history of more than
four hundred years in its region and with an outstanding architectonic and
industrial patrimony. It is one of
the most important region in mining no
irony in the world, a mining district which became the greatest producer of
lead in the world in 1867, obtaining international valuation, a exceptional
good that was considered a patrimony by UNESCO.
Within the mining activity, for more than one century
and in a period of more three decades, the water management was the first
problem to resolve in an efficient way. The drainage was essential in the
extractive tasks. The way to face this requirement, with the available
technology in each moment provoked a catharsis in the production, and its
consequences in the society. That its the main subject of this article with
tries to underline the importance in water management in the lead mining in
Linares.
Key words: drainage, heritage, management, mining, water.
INTRODUCCION
El
distrito minero Linares- La Carolina, Jaén- España, es considerado como uno de
los enclaves mineros más importantes de la minería no férrica mundial (Colectivo-Proyecto-Arrayanes,
2006, 4) siendo su período de máximo esplendor durante los siglos XIX y XX.
La actividad minera tiene una antigüedad de más de 4.000 años, hacen de esta
zona un referente único para el estudio de la minería del plomo, de la cual, el
distrito llegó a ser el mayor productor del mundo, superando a Inglaterra, en
1867, a finales del siglo XIX. Linares y por extensión, Andalucía, es una de
las regiones con una más larga y continuada historia minera (Fernández-Rubio
y Lorca-Fernández, 2002, 85 ver figura 1), debido a que la explotación de
los metales constituye probablemente la más antigua de las industrias humanas y
uno de los factores de desarrollo de las civilizaciones (Colectivo-Proyecto-Arrayanes,
2006, 4). La consecuencia más importante de estas labores extractivas fue
la necesidad de contar con una extensa red de ferrocarril, que dio lugar a la
existencia de cinco estaciones férreas, además de un tranvía solamente habitual
en las mayores ciudades españolas de la época (Moreno-Rivilla, 2000, ver
figura 2).
Fig.1. Localización de las labores
mineras en Andalucía Fig.2. Red de ferrocarril en el sur de España
s. XIX
en el siglo XVIII. (Fernández-Rubio, 2002) (Soler-Belda, 2000)
Location of the
mining works in Andalucia in XVIII. Railway
net in the south of Spain in XIX.
Dentro
de las cuestiones a las que se tuvo que hacer frente en esta época de la minería
linarense de tanta relevancia internacional, fue el problema del “desagüe” del
agua de la mina, tantas veces enemigo molesto y mal encarado, (Fernández-Rubio
y Lorca-Fernández, 2002, 85). Un problema, que según los expertos en la
hidrogeología del sector minero Linares- La Carolina, se resolvió, mediante el
llamado “socavón de desagüe” de Linares, construido a destiempo y con escasos
resultados en su función básica de facilitar la explotación de las minas (Gutiérrez-Guzmán,
2007, 79).
Fig. 3. Socavón general
de desagüe de Linares. (Gutiérrez-Guzmán,
2007)
General Hole of
drainage in Linares.
Una
gestión del agua necesaria y apropiada, que actualmente puede convertirse en un
valioso activo ambiental, (Fernández-Rubio, 2008, 23) contribuyendo
mediante la extracción de la misma, como aportación a los abastecimientos
urbanos, industriales o agrícolas. Esta gestión se basaba en aplicar la
tecnología disponible para la extracción del agua a la superficie, y de esta
forma, asegurar la continuidad de las labores extractivas. Esta tecnología viró
de forma espectacular con la aplicación del vapor, mediante el empleo de la
tecnología proveniente de la región de Cornwall, Inglaterra. En capítulos
posteriores veremos cómo evolucionó la tecnología aplicada desde los “tornillos
de Arquímedes” de la época romana, pasando por los malacates, hasta llegar a la
tecnología de bombeo Cornish, conservándose en la actualidad 32 de los
edificios que alojaban dichos elementos en todo el paisaje minero, catalogadas
como elementos sobresalientes. (Colectivo-Proyecto-Arrayanes, 2006, 20).
Fig.
4. Esquema de la casa de bombeo Cornish s. XIX. (Pérez- Sánchez, 2000).
Cornish-style
engine house of pumping in s. XIX
ANTECEDENTES
HISTORICOS
El
siglo XIX supone una época fundamental para la minería linarense, y por ende,
para la sociedad de Linares. La incipiente inmigración motivó el crecimiento
del núcleo urbano, afectando al urbanismo y a la cultura tradicional,
alcanzando su apogeo con la concesión del título de ciudad en 1875 y la
constitución de un juzgado de 1ª instancia en 1876 (López-Cordero, 2003, 7).
Asimismo a finales del XVIII entró en vigor el régimen demográfico moderno en
España, y comparando la ciudad de Linares y la capital, Jaén, en 1877, se
aprecia el notable aumento de población, motivado fundamentalmente por el
trabajo minero. Linares contaba por entonces con 31.124 habitantes, mientras
que la capital, sumaba tan sólo 24.392, frente a una población total provincial
de 403.370 habitantes. Y si tomamos el dato de La Carolina, también se observa
el impacto brutal de la minería. Entre 1905 y 1917 se pasó de 9.851 a 19.560
habitantes, casi en su mayoría inmigrantes alemanes, flamencos, franceses,
ingleses, suizos e italianos (Colectivo-Proyecto-Arrayanes, 2006, 13).
Otro
aspecto fundamental asociado al despegue económico fue en 1850, la aprobación
de una serie de nuevas leyes. Desde 1825 con la “Ley de Minas”, que establecía
que todos los yacimientos pertenecían a la Corona, en 1859 se promulgó otra
“Ley de Minas”, que liberalizó el sector minero, permitiendo la entrada de
capital extranjero, la exportación fuera de nuestras fronteras y los bajos
salarios, hecho que provocó la Revolución de 1868 y la publicación de la “Ley
de Bases para la Legislación Minera”, en la que el gobernador civil poseía la
facultad de otorgar concesiones, que las concesiones tenían carácter perpetuo y
en lugar de exigirse el laboreo para mantener la concesión, era suficiente el
pago de un canon (www.elergonomista.com,
2005). A partir de 1868, la exportación de minerales se extendió por todo
el mundo, lo que dio lugar a una capitalización internacional, y a una bajada
de los precios. Así, las exportaciones de barras de plomo conservó el segundo
lugar, a continuación del vino, en las exportaciones españolas.
Por
lo que España, y concretamente Linares- La Carolina alcanzó el liderazgo
mundial en la producción de plomo, por delante de Inglaterra, desde 1869 hasta
1881, suponiendo la década de esplendor de la minería linarense. En 1864 se
contaron hasta 275 minas explotadas en Linares- La Carolina, sin contar las del
Estado, con 3.147 obreros, con unas 22 máquinas de vapor en funcionamiento para
extracción del agua, y una producción de 196.184 Qm, pasándose en 1868 a 3.866
obreros, con 23 máquinas de vapor, y una producción anual de 352.667 Qm (López-Cordero,
2003, 8).
Tabla 1. Censo
de minas en el distrito minero en 1.889. (Gutiérrez-Guzmán, 2007)
Census of mines in
the mining district in 1889.
Aunque
hay que resaltar en qué situación trabajó el proletariado en las labores extractivas
mineras. Los salarios como ya se ha comentado, eran muy bajos, lo que provocaba
que no pudiera disponer de viviendas salubres e higiénicas, con un factor
exponencial agravante del trabajo minero subterráneo, las emanaciones de plomo (López-Cordero,
2003, 11). Además también había que considerar que las largas jornadas de
trabajo, provocaban que los obreros dormitaran a la intemperie en el mismo
lugar de trabajo, para no perder tiempo, debido a que la producción no podía
parar. También muy importante la labor de los niños, que trabajaron en
socavones de desagüe, que debido a que se realizaban en terreno estéril, se
horadaban con la menor sección posible, y eran tan pequeños que sólo fueron
construidos por niños o personas de escasa estatura, y generalmente de rodillas
(Gutiérrez-Guzmán, 2007, 78).
HIDROGEOLOGIA
DEL SECTOR LINARES- LA CAROLINA
El
distrito minero se localiza en la vertiente sureste de Sierra Morena, en el
límite suroriental del macizo Hespérico (Hidalgo-Estévez et al, 2002),
en el batolito granítico, lugar de un importante enclave metalogénico filoniano
(Benavente-Herrera et al, 2002), con una extensión aproximada de 80 Km2.
En cuanto a las características, hay que decir, que aunque el granito presente
un comportamiento poco permeable, en este caso, aparece fracturado con alta
intensidad, que da lugar a una permeabilidad secundaria, dan lugar a zonas de
circulación preferente del agua subterránea (Hidalgo-Estévez et al, 2002).
A pesar de ello, él área es considerada por los estudios hidrogeológicos
regionales como una zona “sin acuíferos de interés”, aunque como se ha indicado
en la tabla nº 1, el nº de explotaciones mineras en el término de Linares- La
Carolina del censo de 1889 era de 697, provocaba que el número de huecos en el
granito, por las refracciones de antiguos pozos y de galerías mineras, unos 13
millones de m3 , que actúan como colectores hidrogeológicos (Fernández-Rubio,
2008, 27) acorde con el número de concesiones otorgadas, la mayoría de
ellas, inundadas debido al cese de la actividad extractiva en las minas desde
mediados del siglo XX, período intenso que culmina con el cierre de la última
concesión minera, en el año 1.991 (Pérez-Sánchez y Schwartz, 2006). El
problema del agua, y en concreto de su extracción, para dar continuidad a las
labores, ha sido tratado de distinta forma en función de la orografía del
terreno. Así mientras que en el área de Linares, se realizaba mayoritariamente
mediante bombas de balancín, accionadas por máquinas de vapor, en el distrito La
Carolina- El Centenillo, la extracción del agua de las galerías, como se verá a
continuación, se realizaba por gravedad, debido a los mayores desniveles topográficos,
mediante “socavones” ó “caños” (Benavente-Herrera et al, 2002).
Sobre
mitad del siglo XX, a finales del 1.950, y debido a que las labores se ubicaban
en profundidades de 600 m de magnitud, se intentó reducir los costes de bombeo,
proyectándose una galería general de drenaje, a una cota de 200 m por debajo
del batolito, que atravesara los principales filones en explotación. La obra
concluyó en 1.963, debido a la profundidad de 250 m, y con una longitud
total de 12 Km., y con salida hacia el
río Guadalimar, afluente del Guadalquivir (Benavente-Herrera et al, 2002).
(Ver figura 5).
Fig. 5. Esquema
hidrogeológico simplificado a lo largo del socavón general de desagüe de
Linares (Hidalgo-Estévez et al, 2002)
Hydro-geologic simplified diagram around of general
drainage hole of Linares.
LA IMPORTANCIA DE LA GESTION DEL AGUA EN
LA MINERÍA. EL DESAGÜE DE DRENAJE
El primer punto de partida de una
explotación minera es la necesidad de drenaje, no sólo de las aguas que se
localizan bajo nivel freático, sino también aquellas otras receptoras de
precipitaciones atmosféricas o que interceptan aguas superficiales (Fernández-Rubio,
2008, 24). Además, para que el desagüe sea eficiente, debe implicar el
menor costo posible, por lo que es necesario y fundamental conocer de forma
profusa el sistema hidrogeológico-minero, realizando actualizaciones, y por
ende, adecuaciones de las operaciones a lo largo de todas las labores mineras.
Fig.6. Drenaje
de mina en frente de galería (Foto: R. Fernández Rubio, Fernandez-Rubio, 2008)
Mining drainage in front of gallery.
Como
se ha esbozado en el punto anterior, el drenaje de las aguas subterráneas en la
minería es uno de los problemas fundamentales, y en concreto en el distrito de
Linares- La Carolina, disponemos de ejemplos de dos de los sistemas más
ampliamente aplicados para dicho fin: el drenaje mediante la realización de un
socavón general de desagüe, que se pude realizar en terrenos donde las
características geológicas sean factibles. Y en segundo lugar, tenemos la
extracción del agua directamente desde la bolsa subterránea, utilizando los
distintos métodos disponibles, en función del desarrollo de la tecnología a
emplear (Colectivo-Proyecto-Arrayanes, 2006, 9). El primer tipo se da
sobre todo en el área de La Carolina- Centenillo, y posteriormente en el
distrito de Linares, con la construcción del “socavón general de desagüe”, allá
por 1.950.
Tecnología empleada
Desde
el tiempo de los romanos, se aportó soluciones tan inteligentes, que se
mantuvieron en vigor, con escasas variaciones, hasta la aplicación de la fuerza
motriz a mediados del XIX (Gutiérrez-Guzmán, 2007, 77). Buen ejemplo de
ello, es el “tornillo de Arquímedes”, evacuando el agua de las minas, mediante
el método denominado “a sangre”, es decir movidas por fuerza muscular, al igual
que las norias, encontrándose 7 unidades en 1.911 algunas en buen estado, por
parte de Horase Sandars, en el distrito de El Centenillo (Colectivo-Proyecto-Arrayanes,
2006, 9) (ver figura 7). De este tornillo, inventado por Arquímedes de
Siracusa (287 a 212 a.C), se encuentran reproducciones en la obra De
Architectura de Vitrubio (Fernández-Rubio, 2002, 89).
Fig. 7. Tonillo
de Arquímedes. (Gutiérrez-Guzmán, 2007, 83). Arquímedes’ s screw.
Fig. 8. Tornillo de Arquímedes
encontrado en El Centenillo (Gutiérrez-Guzmán, 2007, 83)
Arquímedes screw found in The Centenillo district.
A
continuación se emplearon los malacates, muy empleados para labores de
extracción en profundidades medias, el cual consistía en un tambor unido a un
eje vertical, que se hacía girar con el empleo de tracción animal. Éstos eran
económicos y sencillos.
Fig.9. Esquema de un malacate del siglo
XIX. (Colectivo-Proyecto-Arrayanes, 2006, 10)
Diagram of Malacate of XIX century.
Aunque
la auténtica revolución y hecho trascendental fue la aplicación del vapor a las
tareas extractivas. Este hecho supuso una nueva forma de organizar los trabajos
mineros, y de asegurar la continuidad de las explotaciones. Además la llegada
de la Revolución Industrial, provocó el espaldarazo definitivo para que
Linares- La Carolina, y por extensión, España, superara a Inglaterra, y se
colocara a la cabeza mundial de la producción de plomo metal (Gutiérrez-Guzmán,
2007, 217).
La
sustitución de tornillos y malacates por la máquina de vapor permitió alcanzar
cotas más profundas, y por ende, descubrir filones más ricos. De hecho, la
minería linarense fue recogida por la prensa de Cornish, distrito minero por
excelencia del sudoeste de Inglaterra, que influyó de forma decisiva,
exportando su tecnología, sus ingenieros y sus mineros al distrito de Linares-
La Carolina, y en concreto por el Capitán J. Malachy, un minero de gran
experiencia de Cornish, que viajó hasta Linares para inspeccionar las labores
mineras (Pérez-Sánchez y Schwartz., 2006, 2). Es de notar que la primera
máquina de vapor, tipo Compound, se embarcó desde los puertos de Inglaterra en
1844 y fue transportada hasta el Puerto de Sevilla, la cual se instaló en el
filón La Cruz (Gutiérrez-Guzmán, 2007, 218), aunque la primera máquina
de vapor, con excelentes resultados en cuanto al drenaje de la mina, fue de
cilindro vertical y balancín tipo Cornish, se instaló en la Mina Pozo Ancho, allá por el
año 1849, debido a las labores dirigidas por el ingeniero Duncan Shaw, el cual
crearía la compañía The Linares Lead Mining Co, comprando las
primeras concesiones mineras sobre el filón Pozo Ancho (Gutiérrez-Guzmán,
2007, 218).
Los
resultados espectaculares de la máquina de vapor en la mina Pozo Ancho, dieron
lugar a que se instalaran en el resto de filones del distrito, a excepción de
la mina de Arrayanes, que era titularidad estatal (Gutiérrez-Guzmán, 2007,
219). Aparte a esta tecnología, se empleó algunas máquinas de vapor de
acción directa para el desagüe, conocidas como máquinas “bull” (ver figura 10).
Fig.
10. Esquema de una máquina de bombeo directo,
“bull” (Colectivo-Proyecto-Arrayanes, 2006)
Diagram of a direct pumping
engine, type “bull”
Una
vez que se podía continuar con las labores mineras, gracias a la labor de
desagüe de las aguas de las galerías, el proceso metalúrgico continuaba con una
segunda fase que era la trituración del mineral, labor que se llevaba a cabo en
los Lavaderos. Es significativo que en el distrito minero se construyeran
lavaderos con la más alta tecnología disponible en el momento, con el
aprovechamiento de los desniveles terrenales. Por ello, hay que destacar el
Lavadero de la Mina de Arrayanes que,
equipado con tecnología de la Humboldt Company, de Kark, Alemania, se inauguró
en 1.891, y llegó a ser reconocido como el más avanzado de Europa (Colectivo-Proyecto-Arrayanes,
2006, 11) (Ver fotografía 11).
Fot.11. Lavadero
de la Mina de Arrayanes. (Gutiérrez-Guzmán,
2007, 35)
Washing place of Arrayanes
Mining.
Como
se ha comentado en la introducción, el aumento considerable y exponencial de la
producción de plomo en Linares, y en La Carolina a partir del inicio de los
trabajos, que comprendían además los términos de Santa Elena, Carboneros y
Baños de la Encina, hacen que el distrito se sitúe a la cabeza durante el
primer cuarto del siglo XX (Molina-Vega, 2000, 391). Con la caída de los
precios entre 1902-1903, muchas explotaciones de Linares no logran sobreponerse
y la producción se centra en las minas de La Carolina, alcanzando a partir de
1.909, la producción del 66% del total de la producción del distrito (Molina-Vega,
2000, 394).
Aún
así, era fundamental dar salida al mineral producido, por lo que se tuvieron
que construir varias líneas de ferrocarril. Para ello contó, con cinco
estaciones en Linares, que contaba con una adicional línea de ferrocarril
“minero”, que recorría las principales instalaciones de las más importantes
compañías (Colectivo-Proyecto-Arrayanes, 2006, 12). Mención aparte
merece la importante línea de Linares- La Carolina, que tenía paradas en
Guarromán y Carboneros. (Ver figura 12) y la línea Linares-Almería, que se
construyó para darle salida al mineral por el mar Mediterráneo.
Fig.
12. Plano de Linares ampliado, con la situación de las estaciones
y el recorrido
del tranvía. (Soler-Belda,
2000, 428)
Extended Plane of Linares, with
the situation of stations and the railway run.
IMPACTO
DE LA TECNOLOGIA MINERA EN LA SOCIEDAD DE LOS S. XIX-XX
“La
Tecnología nace para satisfacer necesidades humanas”, nos argumenta Ortega y
Gasset en 1933 en su Meditación de la Técnica, quizás en el primer
tratado filosófico acerca de lo que significa y se entiende por “lo
tecnológico” en nuestra sociedad occidental y moderna (Pérez-Sánchez, 2000,
261). Es a comienzos del siglo XX, cuando se reflexiona por primera vez,
acerca del impacto que la tecnología provoca en la sociedad, de cómo nos
permite evolucionar, otra gran idea desarrollada por el magnífico filósofo
español. Es por ello que las industrias de ese tiempo deben de adaptarse a la
tecnología disponible, eje vertebral de los condicionantes que se dieron para
provocar la Revolución Industrial (Pérez-Sánchez, 2000, 262). Desarrollada
entre la segunda mitad del siglo XVIII y principios del siglo XIX, su origen
radica en Inglaterra, en primer lugar, extendiéndose al resto de Europa, que
sufrirá el mayor conjunto de transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y
culturales de la Historia de la humanidad desde el Neolítico (www.es.wikipedia.org, 2009).
Concretando
estas transformaciones a nuestro ámbito minero, queda de manifiesto demostrado
que hasta bien entrado el siglo XIX, nuestras necesidades se satisfacían de una
manera muy arcaica y muy anquilosada en el pasado. Y es con el desarrollo de la
tecnología del vapor cómo, desde Newcomen hasta Trevithick en Cornwall, pasando
por Watt, se evoluciona en el desagüe de las minas (Pérez-Sánchez, 2000,
263) y se alcanzan cotas insospechadas de producción, y unos niveles de progreso,
con la constitución de compañías, si bien es cierto con capital extranjero (Moreno-Rivilla,
2000, 250) con un crecimiento demográfico espectacular durante 1.850, con
una población estancada en la primera mitad del siglo XIX, a una cota del 86%
de crecimiento en 10 años (López-Cordero, 2003, 2). Hasta que, con el
declive del precio del plomo a comienzos del siglo XX, se prolongó la actividad
por otros casi 90 años, aunque se redujo de forma irremisible por la baja
remuneración, los altos costes y el empobrecimiento de filones, clausurándose
de forma progresiva cada explotación del distrito (Gutiérrez-Guzmán, 2007,
230).
Además
el desarrollo de las labores mineras, condujeron a un modo de vida del minero
con graves deficiencias; largas jornadas de trabajo, condiciones de trabajo muy
extremas, sometidos a muchos riesgos (emanaciones de plomo que podían provocar
saturnismo), salarios muy bajos, debido a que abundaba la mano de obra
extranjera, viviendas que no reunían las mínimas condiciones de salubridad,
agraviado con la falta de higiene personal hecho que provocaba que muchos
mineros durmieran a la intemperie en los mismos lugares de trabajo, que mejoró
con la llegada del ferrocarril y del tranvía.
CONCLUSIONES
La
singularidad y variedad arquitectónica
que a lo largo de más de 120 Km. de radio, que corresponde a la
extensión del distrito minero (www.ideal.es,
2009) supone un motivo más que suficiente como para unir los esfuerzos de las
Concejalías de Turismo y Patrimonio del Excmo. Ayuntamiento de Linares, a la
Consejería de Turismo, Comercio y Deporte de la Junta de Andalucía, con la meta
bien clara y manifiesta: que las siluetas que han dado forma al paisaje minero
del distrito Linares- La Carolina, cobren vida en un ambicioso proyecto
turístico, donde la recuperación, valoración, protección y divulgación de los
lugares más significativos de la zona, (Argudo-García, 2000) den esplendor al
núcleo central: la mina visitable en el filón de los Lores, dentro del Parque
Minero, con una tecnología expositiva en el Centro de Interpretación de última
generación, en pleno siglo XXI, para dar a conocer los sistemas de tratamiento y explotación del mineral, con la exposición
del modo de vida de los mineros, mujeres y niños (www.ideal.es,
2009) de los siglos XIX y XX.
Esfuerzos
realizados, desde el cierre de la última explotación minera, allá por 1991, por
el Colectivo Proyecto Arrayanes (www.proyectoarrayanes.org),
para recuperar la dignidad de nuestro pasado, deberían verse correspondidos con
una designación por parte del organismo internacional para ser incluidos en la
lista de Bienes Patrimonio de la Humanidad. Y con la creación del Museo y del
Centro de Interpretación de la Minería, poner de manifiesto la grandeza de
nuestra tierra, y respetando la arquitectura originaria, rehabilitar los
edificios Cornish para el Museo, con sus elementos, maquinaria y equipamiento,
en el filón de Los Lores (ver fotografía 13).
Fot. 13. Pozo
Santa Annie de la Mina La Tortilla. Inscrito en el Catálogo General de
Patrimonio
Histórico
Andaluz nº 14/65 (Gutiérrez-Guzmán, 2007, 279)
Santa Annie shaft in the Tortilla Mining. Inscribed in General Catalogue of
Historic
Andalusian
Heritage with nº 14/65.
Al
igual que ocurre con otros centros mineros de referencia nacional y europea, el
distrito Linares- La Carolina, centrará los esfuerzos en ofrecer una
museografía diferente y de última generación, y debido a la ubicación perfecta,
cerca de la futura Autovía A-32
Córdoba-Linares-Albacete, la cual ya se encuentra en fase de ejecución en
algunos tramos de la provincia de Jaén, dan la posibilidad al futuro visitante
de remontarse en la historia linarense, pudiendo realizar otras actividades de
ocio en la ciudad según la interesante oferta. La inversión es muy importante,
más de 4,2 millones de euros, como para atraer, según los estudios de mercado,
a unos 200.000 visitantes/año, según las previsiones del área de Turismo de la
ciudad de Linares, aumentarían de nuevo las expectativas en plena crisis,
mejoraría los niveles de empleo y dotaría a la ciudad de un motivo por el que
volver al pasado, volver a la leyenda, para mejorar el futuro.
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08/07/2.009
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(Este artículo fue publicado en la prestigiosa revista internacional De Re Metallica, que edita la Sociedad Española para la Defensa del Patrimonio Geológico y Minero, SEDPGYM).