viernes, 16 de mayo de 2014

La arquitecta de mi vida



LA ARQUITECTA DE MI VIDA

Quizás si miro de soslayo su muñeca izquierda solo vea moverse una leve aguja plateada que – de forma impenitente – gira alrededor de una esfera que marca – de forma irremisible – el paso del tiempo, que pronostica el cambio de estación o la aparición de una nueva cana. Pero es por ello que – si se detiene en alguna de las esferas que lo acompaña en esta excursión que es la vida – solo deba mover la corona y detenerla durante un minuto - sin su leve penduleo-  para que aprecie todo lo que la vida te depara en 60 segundos.

No dispone de ningún reconocimiento internacional de diseño, pero planifica su vida profesional, laboral, personal y familiar con la destreza de un urbanista con el mejor portaminas en las manos, otorgando al que la acompaña en esta aventura, una relajada tranquilidad, sabiendo que quien ha calculado los pilares, es la mejor de las enfermeras, que quién ha elegido los materiales para la fachada, tiene aún mejor criterio para el diseño de almas interiores.

Puede ser que no aparezca en las portadas de las revistas más especializadas, pero brilla con luz propia en cada receta que dispensa, en cada medicamento que le obliga a tomar, en cada ungüento que extiende con la facilidad del oficial que – de forma experimentada – enluce y enfosca una leve pátina de la cueva, que habita en compañía del que suscribe. Sería capaz de hacer brillar el sol con la peor de las tormentas y de sofocar un incendio con su sonrisa y el brillo de sus ojos; es más, podría regalar su perfume más preciado si no consigue alegrar el día a su compañero infatigable con el condimento más preciado y más deseado por todos: el AMOR.

Por ello, siendo doctora en todos los requisitos relacionados con la cocina tradicional; amantes y amados, esposos y esposas, novios y novias, aspirantes a poetas y Julietas en apuros, deberían aprender de ella, la excelsa culinaria que – entre col y col – negocia los intereses de la comunidad de vecinos o sin despeinarse, diseña de forma precisa y puntual, el devenir de su familia entera.

Porque estos sesenta segundos pueden ser una eternidad o el comienzo de una bella amistad, me he decidido a felicitarle sus 36 primaveras de la mejor forma que puedo hacerlo, ahorrando para el mañana y gastando lo imprescindible; unas líneas que vengan a esculpir en su alma un GRACIAS tan enorme como merecido, unas palabras que vengan a edificar en su corazón, hermosas melodías disparadas con instrumentos certeros, con las medidas correctas, porque la arquitecta de mi vida necesita de los mejores materiales que existan en el mercado: fidelidad, lealtad, comprensión, entrega, generosidad y por siempre y para siempre,  el AMOR de este ingeniero que sin quererlo, verá refrescarse el sol en la playa de poniente a su lado, mientras que el tic tac del reloj – que llevará en su mano izquierda – indique que aún queda un sorbo de vida en el gaznate, un sorbo de aliento que compartir con ella, con la dueña de su corazón. Mi arquitecta preferida.

¡¡Felicidades!! Porque haces que cada día sea un nuevo proyecto que construir juntos.

( A Alicia, con motivo de su cumpleaños en el día de San Isidro)

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