Tríptico
de una pasión
III.
Todo se volvió gris
plomizo
cuando el correo
resbaló,
y dejaron de llegar las
cartas
de amor desde aviación,
ella sola en su
habitación,
él solo en su
destacamento,
y un muro levantado por
culpa
de la maldita
incomprensión.
Romeo y Julieta les
aportaban
la lucidez de su amor
inmortal,
mientras leían y
releían,
soñaban con poderles
imitar
aunque los chuzos de
punta
cayeran desde ultramar.
Ella soñaba con cruzar
la mar,
él incluso estaba
dispuesto a renunciar,
a una carrera en el
ejército,
pero a su lado poder comenzar
una vida siendo
protagonistas
a pesar de lo que dijeran
los demás.
No dieron tregua alguna
a su amor,
pues hay errores que no
tiene perdón
y decisiones que no
pueden esperar,
hoy después de 50 años
de casados
por Melilla y Almería
se pasean por igual.
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