Tríptico
de una pasión
I.
Bruma, otra vez bruma
en mi corazón vacío
pero lleno de tibia
espuma,
preso de dominios
perdíos.
Cada travesía te busco
entre la multitud
bereber,
como pincel encuentra
el lienzo
de un encuadre partío,
entre dos aguas estamos
hermanados hasta la
muerte.
Aunque mi familia no
apruebe
y mientras la tuya lo
ignore,
vivamos nuestro amor
sigiloso
que no entiende de
fronteras,
ni de barreras, ni de
leyendas,
y amémonos frente a las
cuevas
del Conventico, una vez
semanal
cuando arribo a tu
alma,
entre tus besos
quisiera descansar,
establecido ya quedó el
refugio
de dos almas fundidas
en cal,
sin miedo a poder
naufragar
entre las fauces del
desconsuelo
cuando arrecia entre
ambos el miedo,
un triste final para
nuestra verdad.
(primera parte del tríptico)
El escritor paciente
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