Si tuviera que elegir un vino,
preferiría que cuerpo tuviera,
que en boca no desentonara,
que en nariz me derritiera.
Quizás un buqué suave,
sumiller de sus caricias
siendo aprendiz en amores,
cata a ciegas en sabores.
Amalgamados abrazos sinceros,
que maridan sin sobresaltos,
excelente añada la del 78,
un vino de solera cuenta 35 años.
Copa de borgoña al viento,
su pelo en perfecta armonía,
ecos me vienen desde la lejanía,
recordando una novia, contento.
Aunque no crea reconocerlo,
su amor fiel siempre oxigena,
como el suave paladeo
de cítricos y de maderas.
Pero detengámonos en la bodega,
que retiene la historia familiar,
de una princesa coronada reina,
de una luchadora mujer sin igual.
Toneles de amor acumulado,
buscando un enólogo atrevido,
que solícito pidió humilde trabajo,
anhelando extraer mucho partido.
un sueño desde niño fue dibujado,
tener como fiel compañera,
una buena tierra o un campo,
y si se puede, también enfermera.
Una mujer que madura con primor,
un día festivo de San Isidro,
requiere de todos los mimos,
como las uvas garnachas piden sol.
Pero no destilemos emociones,
que ella ya llora maestrante,
cuando aprecia que se descuidan
los mimos, las caricias, los detalles.
Pero hoy estamos de estreno,
un comité científico bien ha valorado,
con esmero sus enfermeros trabajos,
para un certamen internacional, ni más ni
menos.
Sigue siendo nuestra referencia,
cuando de vinos y de inyectables se trate,
cuando entregas siempre la evidencia,
tu amor nunca ha sido cobarde.
Celebremos siempre con tu presencia,
un feliz aniversario en la bodega,
de una embajadora de sueños,
de una hacedora de sustentos.
Gracias por tus destilados besos,
gracias por tu maridaje perfecto,
gracias por tu excelente bodega
de amores que no tienen precio.
Felicidades, cariño,
Tu
enólogo
15/V/2013
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