Buenas
tardes, disculpen que el soliloquio comience con una pregunta compartida,
¿Ustedes creen que estamos ante un niño feliz que hace su Primera Comunión?
¿Carlos, es hoy el día más feliz de tu vida?
Pues
siendo hoy, 10 de julio de 2021, el día más feliz, no quiero que mis
divagaciones hagan presencia en este día tan hermoso para Carlos y todos los
presentes, después de una liturgia tan entrañable, porque hoy hablarán desde un
emperador hasta tres grandes padres. En este año que se conmemora el 200º
aniversario de la muerte de Napoleón Bonaparte, quien cautivo en la isla de
Santa Elena, preguntó a sus generales cuál creían que había sido el día más
grande de su vida...y casi al unísono, todos corearon el día de su coronación
en la Catedral de Notre Dame de París, el de las principales victorias…y cuando
se hizo el silencio, el emperador francés dijo: “El día más hermoso de mi vida
fue el de mi Primera Comunión”…Todos mostraron su sorpresa, y a uno de
ellos, al general Drouot, se le saltaron las lágrimas…entonces Napoleón le puso
la mano en el hombro y le dijo: “¡Bravo Drouot, sois el único que me habéis
comprendido!” (sólo deseo Carlos,
que tu vida sea tan magnífica y maravillosa, para que este día no sea el más
hermoso de tu vida, y vengan muchos días inolvidables para un apasionado de la
historia, con tan sólo 10 años).
El
primer padre que hará acto de presencia no está en esta iglesia, aunque sí en
toda la Iglesia Universal (con
mayúsculas), y no es otro que Angelo Giuseppe Roncalli, por todos conocido como
Juan XXIII, o más exactamente, San Juan XXIII, el cual siempre será recordado
por el cariñoso apelativo de Il Papa Buono, el cual nos dejó para
la posteridad, una historia que siempre
relataba a los niños. Cuando se sentaba en la silla gestatoria, la silla
en que se sentaban los papas para caminar entre el pueblo (que ahora ya no se
usa) contaba que la silla más hermosa en la que fue llevado (mejor que la
gestatoria) fue cuando con tan solo 8 años y vivía en Sotto il Monte, un
pueblecito a las afueras de Bérgamo, hizo la Primera Comunión. Y cito: “Para
ir a comulgar por primera vez tuve yo que recorrer hasta la capilla donde
recibía por primera vez a Jesús en el Santísimo Sacramento del altar ocho
kilómetros porque vivíamos en el campo y la capilla del pueblo se encontraba a
8 kilómetros. A la vuelta yo estaba muy cansado y me trajo mi padre en sus
brazos, y la verdad es que el recuerdo de aquel gesto de amor por parte de mi
padre lo llevo por siempre en mi corazón” (ya sabes que tu padre te ha llevado en muchas ocasiones, cuando
dormido, volvíais a casa, pero también tenías mis brazos y los de toda tu
familia y amigos y los seguirás teniendo para que tu cansancio no te derrote
nunca…).
El
segundo padre de la Iglesia que viene a contarnos una pequeña historia es otro
italiano, Giuseppe Melchiore Sarto, nacido en Treviso, Venecia…(¿te
acuerdas Carlos de Venecia?), más conocido como Pío X, el cual recibió
un día en audiencia a una señora que llevaba consigo a un niño de 4 años… El
papa acariciándole le preguntó: “¿Cuántos años tienes?”, “Cuatro – respondió la
madre – dentro de dos o tres hará la Primera Comunión”. El papa preguntó al
niño con cariño…”¿A quién se recibe en la Sagrada Comunión?”, “A Jesucristo” –
dijo prontamente el niño – . “¿Y quién es Jesucristo?”. “Jesucristo es Dios” –
dijo el niño con igual presteza –. Entonces el Papa volviéndose a la madre le
dijo: “Traédmelo mañana y yo mismo le daré la Primera Comunión”.
(Carlos no esperamos de ti que seas
tan rápido respondiendo a todo, pero eres tan inteligente y te esfuerzas tanto en
todo lo que haces, que las recompensas vienen solas).
Y
por último, el tercer gran Padre, San Juan Pablo II, canonizado por el Papa
Francisco el mismo día que a San Juan XXIII, se dirigía a un grupo de niños que
hacía la Primera Comunión en la Basílica de San Pedro en 1979, y les decía:
“Vosotros
sois los predilectos de Jesús…Queridos niños y niñas, os habéis preparado para
la primera comunión con mucho interés y mucha diligencia, y vuestro primer
encuentro con Jesús ha sido un momento de intensa emoción y de profundad
felicidad. ¡Recordad siempre este
bendito día!
Y
a vosotros, padres y familiares, os digo con preocupación y confianza: ¡amad a
vuestros niños, respetadlos, edificadlos! ¡Sed dignos de su inocencia y del
misterio encerrado en su alma, creada directamente por Dios! ¡Ellos tienen
necesidad de amor, delicadeza, buen ejemplo, madurez! ¡No los desatendáis! ¡No
los traicionéis!...”
Eso
que les pidió San Juan Pablo II a aquellos padres y familiares y amigos, os
pido a todos vosotros, que respetemos a Carlos, que lo amemos, y celebremos su
inocencia, porque él con su sonrisa y con su amor que derrocha en ese cuerpo
marinero, nos conquista a todos cada día. Felicidades por éste, tu gran día. Te
confieso que mi gran día amaneció en este altar, hace casi 17 años, cuando la tita
Ali y yo nos casamos. Te queremos. Te querremos siempre.
Iglesia de San Francisco, 10 de julio de 2021