domingo, 23 de junio de 2013

Una santa especial - hoy Sª Alicia



Si tuviéramos que hablar de santidades, la protagonista de esta historia breve, sería una magnífica candidata para ilustrar el porqué de algunos detalles que, por lo general, pasamos por alto. La conoció hace una quincena de años, en un desliz que el destino le tenía preparado, justo cuando un mozalbete aspiraba a conquistar a una bella joven. Pero no vamos a prologar esta historia, sino que vamos a desgranar algunos detalles de la generosidad y del inmenso corazón de Santa Alicia de Linares.

No sabe decir que no a aquel que se arrima suplicando un reservorio de cariño, en medio de la tempestad y con el agua moviéndose a sus pies, porque sabe que estudió cómo salvar con una sola vida a tantas vidas…ella sí lo sabe. Es obstinada, es detallista, meticulosa, precisa, en sus labores como enfermera, adjetivos que son óbice de una carrera profesional cuajada de logros en distintos frentes, desde Puertollano hasta los barrios periféricos de Santo Tomé, y siempre con la sonrisa por bandera y la amabilidad a flor de piel. 

Por ello, tiene las cunetas llenas de amigos y de compañeros que aún se interesan por su voz aterciopelada, y por su futura maternidad, en unión con aquel joven que la conquistó con poemas directos al corazón, y con un toque de generosidad y de amor desinteresado, que aún hoy, causa desconcierto entre el respetable, por su nivel de entrega y por ser el portador de un amor incombustible, que ni la distancia pudo echar leña a un fuego embriagador y juvenil, y no pudo impedir que la enfermera y el ingeniero, tuvieran su historia de amor.

Pero no crean que por detrás de tantos cuidados hay intereses espúreos, todo lo contrario, sufre, se entrega, pelea, se desvive, por cualquiera, ya sea un paciente desconocido como el mayor de sus enemigos, como cualquiera de sus trocitos de gran corazón, que tiene repartidos por distintos domicilios, calles y ciudades, o cualquiera de sus amigas con hijos en edad de crecer, todos recibirán la bendición de esta santa, que aún en estos tiempos que corren, piensa que la bondad de la gente podría cambiar el mundo, y que si todos ayudáramos en nuestra parcela, ese cruce de caminos se multiplicaría si arrinconáramos a la envidia, la venganza, los celos profesionales, la injusticia, la traición, y diéramos rienda suelta a la generosidad, la entrega desinteresada, la amistad sin condiciones contractuales, el amor por los demás, la acción de dar sin esperar nada a cambio, o quizás solo la sonrisa de aquel que te devuelve de esa forma, las gracias por tu trabajo bien hecho.

Pues así es la mujer con la que tiene la suerte de compartir su vida, el ingeniero que le escribe desde el corazón, el poeta que hila versos perdidos en el fondo de sus entretelas, el músico que canta con la felicidad en los labios, el bloggero que aúpa en un rincón todo lo que escribe y que le pasa, el amigo, el compañero, el amante y quizás, por qué no decirlo, el futuro padre de una niña preciosa, que seguro llevará el nombre de esta santa, Santa Alicia, y que hoy seguro estará dándole las gracias, frente a una pantalla de ordenador, escribiendo unas letras que digan cuánto significa para él, la mujer con la que comparte su vida desde hace una quincena de años. Su gran mujer llamada Alicia.

Qué suerte tiene de tenerla a su lado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario