sábado, 31 de diciembre de 2022

ENTREVENTANAS, MUROS QUE ABRIGAN

 

Hay muros que propiedades ocultan, muros que aíslan pero que no abrigan, que no encierran el rumor de palabras, el rumor del agua, el calor del amigo, la luz desbordante del patio andaluz. Un patio que, aderezado de nostalgia linarense y con fuente perpetua, convoca a esta tabernae gastronómica a todo paciente necesitado. Unos muros que disponen de una escalera hacia el cielo, hacia la torre vigía donde imaginar que uno tiene el frescor del mar a sus pies, mientras los platos van subiendo y una coqueta galería con pequeños veladores nos recuerda el París de los años 30.

Una sala reconfortante con una barra a modo de burladero donde ocultar la cava de vinos selecta, salpimentada de pilares esbeltos, con el aroma de los platos que desde la cocina se sirven como naipes en una timba de póker, con la salvedad que entre estos muros no puedes ir de “farol”, porque todo es verdadero, todo es manejado con sonrisa no caduca, mientras Vicky se multiplica entre cielo y tierra subiendo por la escalera de color y Javi distribuye los comensales que tenían una doble pareja reservada abriendo el juego, Raquel tendrá que hacer malabarismos en una cocina bien aprovechada, repartiendo huevos con gulas, flamenquines o codillos al horno y de postre, tartas y tiramisú.

Y cuando la timba termine, y cada uno recoja sus emociones en tazas de latón, sabremos que durante un par de horas nuestro corazón habrá latido al ritmo del agua constante, indicándonos que la calma y la paz fueron recetadas por doctas manos, porque cuando el diagnóstico pronostica un exceso de estrés siempre hay un patio andaluz que reconforte el alma, que abrigue el corazón pues cualquier medicamento químico no tendrá las  vitaminas, los nutrientes y los excipientes básicos para rebajar las pulsaciones con la misma armonía y sosiego que el que aportan esos viejos muros encalados. Muros que cuentan secretos linarenses. Muros que encierran historias verdaderas. Muros que abrigan al paciente cuando se despide entre sonrisas cómplices y agradecidas, viéndose reconfortado y sabiendo que aquella es la primera dosis de un tratamiento recetado de por vida, y que deberá de regresar a aquel lugar especial si quiere mejorar. Si quiere seguir viviendo.

Y si en sus muros ven unas puertas ojivales de madera con un candil, recen al Cristo de la Expiración, Él les bendecirá y en silencio, les dará las gracias. 

Juanjo Argudo y Alicia Mota, pacientes del “Entreventanas                                               24 Junio de 2022.              

No hay comentarios:

Publicar un comentario