Estas son mis últimas palabras que te
dedico. Aquellas que hubiera deseado escribir cuando las canas brotaran en mis
sienes. Unas palabras de reconocimiento. Unas palabras de satisfacción por el
tiempo compartido. Por los viajes disfrutados.
Como un fogonazo de nostalgia,
recuerdo tu travesía en este mundo como una aventura feliz, sacrificada a
veces, llena de momentos inolvidables y también cristianos. Porque tu fe y tu
manera de ayudar el prójimo dan testimonio de tu corazón noble y religioso, que
en los últimos momentos no pudo soportar tanta presión para seguir
compartiendo…
Compartiendo sonrisas, comidas,
momentos, bailes, felicidad,… por los cuatro costeros por igual. Regalando
serenidad y tranquilidad cuando hacía falta y disfrutando a tope de cada brizna
de alegría que la vida te puso a tu alcance.
Gracias por tu persona, por tus gestos, por tu sonrisa,
porque aquella humilde trabajadora de Telefónica, que encontró un hueco
profesional en un Madrid complicado del siglo XX, fue una fiel hija, una
excepcional hermana, una entrañable y cariñosa tía, una amiga aventurera sin
parangón, una cristiana amante de su pueblo y de su tierra, donde su familia
encontró un refugio donde celebrar la vida….con tantos buenos momentos, ¿verdad
Carmina?
Por
todo ello, espero
…que este último viaje sea el mejor,
pues no tiene billete de vuelta.
…que tu encuentro con tus seres
queridos te mantenga la sonrisa eterna
…que tus ganas de vivir nos enseñen
que la vida hay que disfrutarla pues tenemos que aprovechar los buenos momentos
que nos regala.
Porque siempre estarás viva en
nuestros corazones.
Con
todo nuestro cariño, Juanjo. 01-12-2016